miércoles, 31 de diciembre de 2014

Atlanta I

¿Preparados para el nuevo año, elefantes? Hoy os traigo la primera parte de una historia que ha surgido a partir del microcuento del francotirador, más concretamente del relato que escribí basado en él. Podríamos considerarlo un prólogo de esta nueva historia: Atlanta.

Julia apoyó el libro en el suelo, al lado de la bañera. El señor Barlow la miraba desde la portada. Salió del agua y levantó el tapón. Mientras el agua caliente bajaba por las cañerías de la mansión, se secó con una toalla, se puso la ropa interior, se echó desodorante y se secó el pelo con su secador nuevo. Terminó de vestirse, se peinó, se limpió los oídos y, mientras cogía el frasco de colonia, una criada llamó a la puerta y le habló desde el otro lado.

-Señora, un agente del CSP quiere hablar con usted. Trae un mensaje del Líder Supremo.

Julia le dijo a la chica que saldría en seguida y apretó el dispensador del perfume. Estaba bastante sorprendida. El nuevo presidente había convocado a algunos españoles de otras familias desde la muerte de su padre y predecesor. Todos los convocados eran de su generación, pero hasta entonces sólo habían ido miembros de Casas mayores. El hijo mayor de los Palacios había sido el primero, luego la mayor de los Laguna y desde entonces habían ido varios más. Pero ninguno de una casa de segunda, como eran los Prieto en aquel momento. La familia no había levantado cabeza desde la muerte de su bisabuelo, ex general de aviación del primer Líder Supremo. Solo había que verlos ahora, destinados en Macon y ni siquiera como casa principal. Para Julia, aquello era un insulto a un linaje español como el suyo, pero así lo había querido el difunto presidente y no les había quedado más remedio que acceder.

Disipó aquellas ideas de su cabeza. Lo más probable era que aquel agente no viniera para escoltarla hasta la capital, sino para expresarle la más sentida enhorabuena del Líder por su 25 cumpleaños, que había sido el martes. Salió del baño y, una vez en su habitación, se puso una diadema, un collar y unos tacones. Que aquel agente se llevase una buena impresión. Desde la habitación salió al pasillo y bajó por la escalinata al salón principal. Aún recordaba el salón de su casa de Atlanta, tres veces mayor. Pero habían tenido que vender la casa a unos nuevos ricos nativos, porque con el sueldo de su padre como jefe de seguridad de Macon no tenían suficiente para mantener las dos casas. Desde su mudanza, Julia no se había sacado de la cabeza la afrenta de que uno de los Palacios de Marfil, siempre propiedad de la nobleza española, fuese ahora la residencia de aquellos mercachifles estadounidenses venidos a más. Ya empezaba otra vez. Julia estaba segura de que sentía una fuerte obsesión con todo aquello, pero… ¿cómo no? Tanto ella como su familia merecían un tratamiento infinitamente mejor.

Entonces se le pasó por la cabeza que el Líder no enviaría a un agente de su guardia palaciega solo a desearle un feliz cumpleaños a su ex compañera de clase (¿cuántos años hacía de aquello? ¿12?). Quizás sí fuese realmente a convocarla para algún tipo de reunión. Sin darse cuenta, ya había llegado a la sala en la que el enviado la esperaba. Él estaba de pie, mirando por la ventana. “Como si hubiera algo más que ver que una nube de contaminación, un río marrón de la cantidad de mierda que arrastra y unas chabolas” pensó Julia. Le sonrió y se sentó en un sillón mientras le señalaba el otro.

-Buenos días, señora Prieto. Soy el agente Lewis Carroll, del Cuerpo de Seguridad Presidencial.

-Buenos días, señor Carroll. Muchas gracias por esperar. ¿Quiere tomar algo?

-No, señora Prieto. Muchas gracias. Le traigo un mensaje personal del señor presidente. No dispongo de mucho tiempo, pues debo ir a la mansión de los Abella cuanto antes –los Abella eran la otra casa noble española en Macon, que se ocupaba del gobierno. María, la hija mayor, tenía más o menos su edad. A diferencia de los Prieto, eran una casa de primer orden, pero el difunto Líder les había enviado a un pueblo sin electricidad igualmente. Supuestamente para hacerlo progresar, pero con el ínfimo presupuesto que tenían pocas reformas habían llevado a cabo.- para hablar con doña María. Discúlpeme, me estoy yendo por las ramas.

-No se preocupe-sonrió. En realidad era un dato muy interesante.

-Gracias. Los mensajes. El Líder Supremo me ha pedido que le desee a usted un feliz cumpleaños.

-Agradézcaselo-una decepción. Eso le pasaba por hacerse ilusiones.

-Tendrá usted ocasión de hacerlo en persona. El Líder quiere reunirse con usted con la máxima premura en su nueva residencia del Palacio del Elefante. He venido en aerotransbordador, y tengo órdenes de no irme hasta que tanto la señorita Abella como usted puedan acompañarme. Y ahora, si me disculpa, tengo que ir a la otra mansión. Nos veremos después de comer, espero.

-No lo dude. Le acompaño hasta la puerta.

-No es necesario. Hasta luego, señora Prieto.

-Hasta luego, señor Carroll.

Así que el presidente quería verla. Muy bien. Le diría a una criada que preparase la maleta y avisase a su marido cuando volviese del cuartel. Mientras divagaba sobre qué querría el presidente, volvió al baño, recogió Salem’s Lot del suelo y se dirigió al comedor. Tomó un almuerzo poco abundante, durante el cual explicó a su madre la situación con el presidente y, después de comer, se subió a su limusina, que la dejó en el aeropuerto. Allí estaban ya Lewis y María.

-¿Señora Prieto? Esta es mi hija, Alicia. Es la piloto del aerotransbordador. Nos llevará a Atlanta.

-Encantada, Alicia-contestó Julia mientras subía por la rampa a la nave. Oyó a María por detrás decirle a Carroll “qué nervios” y sonrió. Ante ella se presentaba un día interesante. Mucho más que el resto de domingos del año.

jueves, 25 de diciembre de 2014

¡Feliz Navidad!

¡Hola, elefantes! ¡Feliz Navidad a todos! Espero que vuestros atracones de pasto y ramas no se descontrolen tanto como los míos... ¿Qué tal se ha portado Papá Noel? ¡Espero que bien!

Bueno, paquidermos, pasadlo muy bien con vuestras respectivas manadas, que no se os vaya de las patas el champán y...¡Muy felices fiestas a todos!

Y ahora, os dejo con este elefantito tan navideño ;)


lunes, 22 de diciembre de 2014

Avance de Carolina

¡Hola otra vez! Qué activo estoy hoy... en fin. Lurei y yo estamos en proceso con Carolina, pero os dejo un avance de lo que traerá el nuevo capítulo. ¡Un abrazo elefantil!

El corazón le iba a mil por hora. Reconocería esa gabardina a miles de kilómetros de distancia, así como su silueta. El hombre caminaba hacia ella. Entonces, su instinto sólo le dijo una cosa: “corre”.

Y Carolina corrió. Giró 180º y echó a correr, huyendo de aquel monstruo. Ni siquiera veía lo que tenía delante, su mente tenía una única fijación.

CORRECORREGANADISTANCIACORREALÉJATECORRECORRELEJOSDEÉLGANADISTANCIAVAMOSCORRECORREALÉJATEVAMOSCAROLINACORRECORRECORRECORRECORREDONDEESTAÉLCORRE

Se giró para ver si la seguía, y recibió un fuerte golpe que la derribó. Oyó una voz masculina. No distinguía lo que decía. Su cabeza daba vueltas. Levantó la mirada y se dio cuenta de que no había chocado con algo, sino con alguien.

sábado, 20 de diciembre de 2014

Best Blog Awards

¡Y ahora vamos con una nominación pendiente! Mi amiga Cova, de El detective de libros, me ha nominado a los Best Blog Awards. Aunque ya me nominó Lurei Book, de La sombra de tus Ojos, creo que como mínimo debería contestar a las preguntas de la nominación de Cova. Las 11 cosas sobre mí que le puse a Lurei (y que reciclo) fueron estas:

1. Me encanta Grace Kelly. Es mi musa, básicamente.

2. Odio que cancelen una serie que me gusta, como hicieron con Revolution. Como todo el mundo, supongo.

3. También odio los anuncios de Spotify. Me sacan de quicio, sobre todo si estoy cantando a pleno pulmón (y mal) la letra de alguna canción de Blondie y me cambian a la espectacularmente atómica Debbie Harry por el nuevo disco de Abraham Mateo, o peor... ¡Cantajuego!

4. Últimamente estoy viendo bastantes animes, generalmente por recomendación de mis amigos. Ahora mismo tengo empezados Toradora, Soul Eater y Death Note.

5. Me encanta ir a las típicas vacaciones en las que la rutina diaria es desayunar, ir a la playa, comer, más playa, meterse en la piscina climatizada del hotel cuando el mar está demasiado frío (o mejor dicho, menos caliente que el agua de la propia piscina), cenar y dormir. Lo que vienen siendo vacaciones de relax. Este año fui a Menorca y me vino de perlas para desconectar con todo.

7. Nunca me había planteado si me gustaban o no los elefantes hasta hace dos años, cuando escribí "El último viaje del elefante" para clase de Lengua (texto que he reciclado para una exposición oral de Francés y también para subir aquí)

8. Me chifla Grace Kel...estoooo... tocar música en compañía: de hecho, se me hace aburrido tocar solo, pero cuando es con alguien me lo paso como un enano.

9. Adoro los animales, ellos junto con los libros son los seres que más admiro, nunca te criticarán y siempre darán lo mejor de ti (esta se la copio a Lurei, pero es que estoy tan de acuerdo...).

10. Carolina se llama así porque es como me encantaría llamar a mi hija. Adoro ese nombre, y el de Laura también.

11. Y para acabar, me encantan los videojuegos de Zelda. 

¡Ahora las preguntas de Cova!

1. ¿Desde cuándo tienes el blog?

Desde hace cosa de tres meses (no, no me acuerdo de la fecha *silba disimuladamente*)

2. ¿A qué edad empezó a gustarte la literatura?

Pues ni me acuerdo, pero desde peque me gustó leer

3. ¿Te gusta escribir?

Me encanta. A veces es difícil plasmar bien la idea que quieres transmitir, pero ese reto lo hace aún mejor.

4. ¿Cuál es tu género literario favorito?

Elegir uno es difícil, pero tiro más por la línea de la fantasía, la ciencia ficción y el terror.

5. ¿Te gusta mi blog?

Ziiii :D

6. ¿Te gustan las películas basadas en libros?

Depende. Hay algunas horribles y otras que me gustan aún más que el libro.

7. ¿Qué tipo de música escuchas?

Rock, sobre todode los 70/80, y a Regina Spektor, que es indefinible. Me encantan Blondie, Rainbow y los Jefferson Airplane.

8. ¿Cuál es tu deporte favorito?

Kárate, claramente. Sobre todo la parte del combate.

9. De mayor,¿te gustaría ser escritor/a?

¡Mucho! Lo veo difícil, pero me encantaría.

10 .¿Cuál es tu escritor favorito?

Me debato entre George RR Martin y Stephen King, aunque últimamente estoy leyendo más de Stephen. Pero de escritora no lo dudo, Laura Gallego.

11. ¿Cuál es tu trilogía favorita?

Los Juegos del Hambre, Memorias de Idhún... ¡difícil decisión!

¡Navidad!

¡Hola a todos! Ya es 20 de diciembre, y eso significa... ¡Vacaciones de Navidad!
La Navidad llega justo en ese punto en el que estás hasta la coronilla de exámenes, trabajos, instituto, y en mi caso, conciertos. Así que...¡Bienvenida sea! ¿Y qué significa esto para el blog? ¡Muy fácil! Ahora tengo relativamente más tiempo para escribir, así que espero subir más relatos, capítulos, cuentos, microcuentos y demás producciones de mi mente.

De momento no tengo nada, pero sí una pequeña sorpresa. Ya conocéis a Carolina, y mi querida amiga Sara, de Sangre de Artista, también. Así que, a petición elefantil, ha hecho un dibujo de mi niña favorita. ¡Espero que os guste tanto como a mí! Y si podéis, echadle un ojo al resto de dibujos de su blog, que son mejores que un pastizal sin cocodrilos en la charca.

Sin más dilación, aquí está Carolina. ¡Feliz Navidad!



miércoles, 3 de diciembre de 2014

Carolina IV (parte 1)

¡Muy buenos días a todos! Hoy traigo la siguiente entrega de Carolina. Pero, como prometí, esta vez trae sorpresa. Este capítulo está escrito también por Lurei Book, de La sombra de tus Ojos, que subirá el capítulo a su blog en breves. Aun a pesar de los problemas logísticos y de comunicación (exámenes y Wi-Fi escaso) este es el resultado. Como el texto cuenta una clase de kárate, incluye varios términos en japonés que se explican o traducen al final en un mini-glosario. ¡Espero que os guste!

Los padres de Carolina aparcaron en el parking que se encontraba al lado del dojo. La niña, entusiasmada, se despidió de sus padres, que se dirigían a ver una (con pinta de aburridísima) película titulada Desayuno con Diamantes. Salió rápidamente del coche y cruzo hacia el gimnasio. Carolina entró en el edificio y allí se encontró a sus compañeros, esperando a que terminase la clase anterior.

Andrés estaba sentado en la escalera del fondo. Se dirigió hacia él. Éste era un chico de pelo negro, muy negro, como el de su padre. Con ese pelo contrastaban unos ojos azules espectaculares y una piel blanca como la leche. Andrés tenía tantas pecas como estrellas había en el cielo. Algunos pensaban que era una persona aburrida: sin embargo, Carolina lo consideraba un gran amigo, aunque fuera un año mayor que ella.

-¡Hola, Caro! ¿Qué tal?

-Pues la verdad, ahora que lo dices, me encuentro un poco mal. ¡Pero nada que me impida saltarme el entrenamiento!

Los gritos de los pequeños indicaban que la clase anterior ya ha terminado. Así que Andrés y Carolina entraron juntos en el dojo junto con los demás compañeros. De algunos Carolina no sabía ni el nombre, sobre todo de los nuevos. Ella era cinturón verde, y estaba preparando el examen para azul. Andrés ya era marrón, y en menos de dos años podría conseguir el negro.

Paula, la sensei de Carolina, era una chica pelirroja (cuyos rizos caían graciosamente en cascada). Era bajita y delgada, pero lo que más le gustaba a Carol era su personalidad. Sabía que podía confiar en ella como si se tratase de una hermana. Al entrar, los dos saludaron -Os- y después de unos minutos en los que la sensei decidió qué ejercicios se hacían, se pusieron en fila para hacer el seiza. El mokuso duró unos 30 segundos, y después de inclinarse ante Gichin Funakoshi y Masatoshi Nakayama, empezaron el calentamiento.

Después de calentar, se pusieron en filas y empezaron a hacer sukis. Entonces, a Carolina empezó a dolerle la cabeza. A dolerle mucho. Se trataba de un dolor palpitante en las sienes que comenzó a agudizarse por momentos. Andrés la miraba preocupado. no era tonto, notaba que ella se encontraba mal. La veía pálida y mareada. Cuando Paula les pidió que empezaran a hacer mai geri, la cara de Carolina se lo dijo todo.

Carolina levantó la mano y le dijo a Paula lo que ocurría. Rápidamente, la entrenadora paró la clase y se la llevó a un sitio aparte mientras los demás hacían age uke.

-Lo siento, Paula, pero es que me duele muchísimo la cabeza. Creo que no voy a poder seguir la clase.
-Tranquila, Caro. ¿Quieres quedarte aquí o llamo a tus padres?

-Mis padres están en el cine. Puedo ir a casa de Laura, que está a dos manzanas-se le ocurrió a la niña

-Vale. Que alguien te acompañe.

-Tranquila, Paula, puedo ir yo sola.

-¿Estás segura?

-Sí, estate tranquila.

-Bueno, está bien. Pero mándame un mensaje en cuanto llegues, ¿vale?

-Sí, sí. No te preocupes

Carolina, bajo la atenta mirada de su aún preocupada entrenadora, recogió sus cosas y salió al exterior. El frío se coló por el abrigo y el karategui de la niña, haciéndola temblar ligeramente.Nada más salir, en dirección a casa de Laura, cruzó la calle mirando a ambos lados, como le enseñaron sus padres. Su amiga no contaba con ella, pero seguramente la recibiría alegremente. Por eso eran mejores amigas.

Pensando en ello llegó a la acera de enfrente. Los últimos rayos de sol aportaban una luz anaranjada, deslumbrándola durante un instante.

Y entonces lo vio. Allí estaba, él, la persona que no había salido de su cabeza desde su infancia.

El protagonista de sus peores pesadillas.

El hombre desnudo.
GLOSARIO

Dojo: gimnasio
Sensei: maestro/a de kárate
Seiza y mokuso: momentos de meditación antes de la práctica del kárate
Suki: puñetazo
Mai geri: un tipo de patada
Age uke: defensa alta

Gichin Funakoshi fue el fundador del kárate. Su discípulo Masatoshi Nakayama desarrolló el estilo shotokan (que practica Carolina)

domingo, 30 de noviembre de 2014

Espérame, Juan

¡Buenas, elefantes! No he podido pasarme por aquí en dos semanas, pero sigo respirando. De momento, os dejo con Juan y Lucía, y muy pronto, con Carolina, que esta vez viene con sorpresa... (intriga en el aire). En cuanto esté lista, la subiré. De momento, quedaos con esta historia que va más allá de la muerte. ¡No os olvidéis de contarme vuestra opinión en los comentarios!

-¡Espérame, Juan!-gritó Lucía, levantando la vista de la pantalla. Él se paró y se volvió. Y entonces lo oyó.

Llevaba lloviendo toda la semana. Un aguacero constante que había dejado bien regadas las calles del pueblo, sus tejados y sus parques. Además hacía un frío horrible. Lucía llevaba casi dos días encerrada en casa hasta que Juan la había llamado. Para lo típico, dar una vuelta (corta, a juzgar por la lluvia), tomar un café y cenar y dormir juntos.

Y allí estaban, en la Avenida de Noruega, pasando por delante de la vieja cárcel de ladrillos. Él se había adelantado unos metros porque ella, absorta chateando con su primo, sin darse cuenta se estaba quedando atrás. Había bastante tráfico, sobre todo de camiones que iban al polígono industrial. De repente, el destino decidió que uno de aquellos tráileres de peso estratosférico no iba a llegar al polígono. Se oyó un derrape (el agua de la carretera y el frío habían hecho buenas migas y habían terminado formando una finísima capa de agua a medio helar) y un bocinazo. El camión se salió de su carril, pasó por encima de un motorista que estaba en el otro como un gigante aplasta a una hormiga y se lanzó contra la pared de ladrillos del viejo Centro Penitenciario.

Más tarde, Lucía se convenció a sí misma de que, si Juan hubiera seguido caminando en vez de pararse a esperarla, habría sobrevivido. Pero no lo hizo, y quedó atrapado entre el ardiente motor de un camión de 8 toneladas y una pared de ladrillos de medio metro de grosor. Los médicos le habían dicho que Juan había muerto al instante. Pero ella le había oído gritar, y mientras gritaba se le había hecho pedazos el alma. De eso hacía ya más de un mes, pero aún no había conseguido sacarse aquella imagen de la cabeza. Miró el reloj. Eran las nueve de la noche. Decidió ver un rato la tele, en la que sólo aparecían políticos parloteando de las bondades que traería votarles en las generales.

Y allí estaba él, en el plató, con los intestinos colgándole de un horrible tajo en el estómago. Tenía el cráneo machacado y la ropa hecha jirones. La sangre que le goteaba del brazo aplastado goteaba encima del sillón de uno de los colaboradores. Lucía chilló de pánico, y chilló hasta que sus cuerdas vocales se rompieron y saltaron por la boca. Una vez fuera, se transformaron en enormes serpientes negras de aspecto poco amistoso. Ella quería gritar, pero no podía, sus cuerdas vocales estaba reptando encima de la alfombra.

Entonces dio un respingo en el sillón de la salita. Se había quedado dormida viendo aquel ridículo debate. Ya eran las tres de la mañana y a los políticos les había sustituido una mucho más fiable pitonisa. ¿O era un hombre? Daba igual. Apagó la tele y se levantó para meterse en la cama.

Cuando llegó al pasillo, la bombilla se apagó. Pensó que era un apagón, hasta que empezó a brillar el espejo que estaba encima del aparador. Era un espejo enorme, heredado de casa de su abuela. Lucía se le acercó cuidadosamente. Y se asomó a él. En el momento en que pudo ver su interior, el espejo se volvió opaco y la luz de la bombilla volvió a brillar. Le pareció que se movía algo al final del pasillo, pero cuando se giró no vio nada. Volvió a mirar al espejo, y esa vez vio que la reflejaba a ella. Pero no como un espejo normal, sino como si estuviera siendo observada desde el otro extremo del pasillo. Volvió a mirar a su propio pasillo. Nada otra vez. Pero cuando se giró de nuevo hacia el espejo, vio que en vez de ella, en medio del pasillo estaba una figura encapuchada, cubierta con una tela negra que no revelaba su identidad.

Un escalofrío recorrió su espalda, desde el cuello hasta el coxis. Sabía quién era aquella figura. Y más claro lo tuvo cuando esta se quitó la capucha y dejó ver una melena rubia, rizada, “como la de Roger Daltrey”, como solía bromear ella. Lanzó un grito y el hombre se giró hacia ella. Empezó a caminar, lentamente, hacia lo que él veía como final de un pasillo y ella como su espejo. Entonces, Lucía supo que tenía que romper el cristal. Debía hacerlo si no quería que aquella cosa entrase en su casa. Buscó con la mirada algún objeto cerca de ella, y encontró un paraguas dentro del paragüero. Lo agarró por la tela y golpeó el espejo con la empuñadura. Al otro lado, el hombre gritó y echó a correr hacia ella. Pero el segundo golpe acabó de destrozar el espejo, y los pedazos se cayeron por el suelo. Lucía respiró tranquila. Todo su cuerpo estaba en tensión. Respiraba agitadamente. Poco a poco, se fue calmando. La luz volvió. Por fin, reanudó la marcha hacia la habitación. Estaba agotada. Pensó que pediría el día libre, porque si no podría dormirse en medio de la oficina. Al fin y al cabo, su jefa no pondría objeciones. Nunca lo hacía desde el accidente.

-Lucía. Ven conmigo. Te estoy esperando.

Una voz rota, susurrante y terrible sonó tras ella. Aún más terrible sabiendo que era de él. Se giró y allí lo vio, igual que en el plató del debate. Tendría que haberle dado un paraguazo también al televisor. Vio que había dejado un rastro de sangre por el suelo, que salía del salón y llegaba hasta ella. Y, antes de volver a gritar y encerrarse en el baño, pensó “eso tendré que fregarlo, cerdo”.

Lucía cerró la puerta del baño con pestillo. Él se acercaba por el pasillo, podía sentirlo. Y entonces, se dio cuenta de que en el baño, a su lado, también había un espejo. Entraría por ahí si no se lo impedía. Aún no había soltado el paraguas, por suerte. Le asestó un golpe en el centro, y de las grietas en la impoluta superficie empezó a manar sangre. Lanzó el enésimo chillido de la noche, acompañado esta vez con una involuntaria fuga de orina que bajó por los pantalones hasta los zapatos, y volvió a golpear el vidrio. En el segundo golpe se resquebrajó y algunos fragmentos cayeron al suelo. En el tercero, al mismo tiempo que más trozos se caían, un cuerpo golpeó la puerta. Pum. Ella soltó el paraguas y se acurrucó en el hueco entre el váter y la bañera. No veía ninguna vía de escape. El baño no tenía ventanas, y la puerta estaba ocupada por aquella cosa. Pum, pum, pum. En el suelo brillaban los trozos del espejo. Y entonces, un pensamiento iluminó su mente. Cogió uno, de borde afilado, y se hizo una cruz en cada muñeca. Y mientras la sangre manaba de sus cortes, ella pensó “espérame, Juan”.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Carolina III

¡Damas y caballeros! ¡Niños y niñas! ¡Elefantes y humanos! Pasen y vean un milagro...¡a Carolina!

Vuelvo a pedir perdón por tardar tanto, pero... ¡aquí está!

Un hombre corría hacia ella. Carolina ya lo había visto antes, y no le gustaba cómo la miraba, igual que ella miraba los regalos de los Reyes Magos antes de abrirlos, queriendo saber lo que había dentro, con ganas de abrirlos. Llevaba una larga gabardina marrón, con un par de manchas de algún líquido rojo, ya secas, que no le gustaron nada a la niña. No supo cómo reaccionar, así que echó a correr por el larguísimo paseo del río, pidiendo ayuda a gritos. Pero nadie le hacía caso, nadie la escuchaba, nadie la salvaba de aquel hombre.

De repente, se sintió caer. Había tropezado: alguien le había puesto la zancadilla. Cuando levantó la vista, vio a Laura, a su Laura, riéndose de ella y chillando “¡Ya la tienes, corre! ¡Corre o escapará!” El hombre de la gabardina la oyó y se echo a reír también. Su risa era cruel y profunda, la risa de alguien que quiere hacer daño. Carolina se levantó y corrió unos metros antes de sentir un impacto en la espalda. Ahora Laura le había tirado una piedra en la espalda. Seguía riéndose, y le lanzó otra antes de que el hombre pasara a su lado, aún persiguiéndola. La segunda piedra la golpeó en la sien y la hizo caer, con lo que el hombre de la gabardina saltó sobre ella. Mientras saltaba, la gabardina se abrió y Carolina vio que no llevaba nada debajo. Donde sí que llevaba algo era en la mano: un cuchillo. Al caer sobre Carolina, desnudo, le clavó el cuchillo en un ojo. Ella chilló de dolor, se retorció y se despertó.

Estaba sudando y gritando. Miró a su alrededor: estaba en su habitación. Se relajó. Alargó el brazo hacia el interruptor de la luz para encenderlo cuando, de repente, supo que no funcionaba. Ni siquiera lo había intentado, pero estaba segura de ello. Igual que estaba segura de que había Algo en aquella habitación. Olía raro, y notaba el calor de Algo más. Carolina no se movió y empezó a susurrar “Papá, mamá, papá, mamá, ayudadme”. Pero ese Algo, Eso, la estaba escuchando. Y Eso le habló, y algo en su interior se sintió halagada porque aquella grandiosa (terrible, si, pero grandiosa) criatura la hubiera elegido a ella entre todos los niños del mundo para aterrarla y devorar su alma:

-Ni siquiera lo intentes, amiguita. No te oyen. Solo estamos tú y yo. Y sabes que no puedes escapar. Voy a devorarte, vas a gritar y yo voy a reírme mientras llevo tu alma con los fuegos fatuos, y a arrancarte los –la voz sonaba cada vez más alta: Eso estaba eufórico- brazos y las piernas y a mandarte con todos los demÁS, NO LO DUDES, PORQUE TÚ ERES MI VÍCTIMA!-y se rió, y la risa le dio más miedo a Carolina que el hombre desnudo, y que la oscuridad en la que estaba sumida.-¡PREPÁRATE A MORIR!

Y Carolina chilló, como Eso había predicho, mientras se adueñaba de su cuerpo y su alma y la destruía, y ella se despertaba otra vez.

Aquella vez fue la definitiva. Lo sabía, porque estaba en su cama, porque al encender la luz pudo hacerlo, porque estaba sola en su cuarto. Se levantó, salió de su habitación y se dirigió hacia la de sus padres. Aunque la casa era enorme, ellos habían querido dormir cerca suyo, por si pasaba algo, y ahora mismo Carolina se lo agradecía, porque no quería ir por los pasillos a oscuras. Se metió en el gran dormitorio y se subió a la cama. Su madre ni siquiera reaccionó, pero su padre sí.

-¿Qué pasa? ¿Te encuentras bien, Caro?

-No puedo dormir, he tenido una pesadilla. Perdón por despertarte, papá.

-Tranquila, tesoro. ¿Quieres dormir con nosotros?

-¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! ¡Gracias, papi!

-¡Shhh! Vas a despertar a tu madre… Anda, sube.

-No, cariño, si ya estoy despierta. ¡Como te agarre, te voy a hacer unas cosquillas que te vas a enterar!

Y mientras su madre y su padre le hacían cosquillas y le daban besos, Carolina reía y pensaba que allí, ni el hombre del cuchillo, ni Eso, ni nadie podría alcanzarla.


Ya de paso, aprovecho para felicitar a alguien muy especial, que hoy 
cumple añitos... ¡Felicidades, Sanders! Un besazo de tu elefante favorito:

¡Nominado a los Best Blog Awards 2014!

¡Muy buenas! Tranquilos, elefantes, no me han raptado unos turistas de safari...aunque viendo que me he pasado una semana sin aparecer, podría haber pasado algo así perfectamente. ¿Qué tal lleváis lo de que a las seis sea de noche? ¡Porque yo fatal!

No, tampoco esta vez traigo a Carolina (esta niña se me resiste), aunque espero terminar otra entrega para esta noche como muy tarde. El problema es que todas las historias que se me ocurren con ella son para cuando sea más mayor, así que... de momento nada (sorry). Pero bueno, vayamos al grano.

Lurei Book, de La Sombra de tus Ojos, me ha nominado a los premios Best Blog Awards 2014. Éstos se entregan a aquellos blogs que, con su labor, aportan nuevas ideas, y que tengan menos de 200 seguidores (casi los que tengo yo, ¿eh? Jajaja). Los requisitos son:

1. Agradecer al blog que te nominó y seguirlo.
2. Contar 11 cosas sobre ti.
3. Responder las 11 preguntas y dejar unas nuevas.
4. Visitar al resto de blogs premiados.
5. Nominar a otros 11 blogs de reciente creación o con menos de 200 seguidores (parte que veo muy imposible).

¡Bueno, vamos al tema!

11 cosas sobre mí

1. Me encanta Grace Kelly. Es mi musa, básicamente.

2. Odio que cancelen una serie que me gusta, como hicieron con Revolution. Como todo el mundo, supongo.

3. También odio los anuncios de Spotify. Me sacan de quicio, sobre todo si estoy cantando a pleno pulmón (y mal) la letra de alguna canción de Blondie y me cambian a la espectacularmente atómica Debbie Harry por el nuevo disco de Abraham Mateo, o peor... ¡Cantajuego!

4. Últimamente estoy viendo bastantes animes, generalmente por recomendación de mis amigos. Ahora mismo tengo empezados Toradora, Soul Eater y Death Note.

5. Me encanta ir a las típicas vacaciones en las que la rutina diaria es desayunar, ir a la playa, comer, más playa, meterse en la piscina climatizada del hotel cuando el mar está demasiado frío (o mejor dicho, menos caliente que el agua de la propia piscina), cenar y dormir. Lo que vienen siendo vacaciones de relax. Este año fui a Menorca y me vino de perlas para desconectar con todo.

7. Nunca me había planteado si me gustaban o no los elefantes hasta hace dos años, cuando escribí "El último viaje del elefante" para clase de Lengua (texto que he reciclado para una exposición oral de Francés y también para subir aquí)

8. Me chifla Grace Kel...estoooo... tocar música en compañía: de hecho, se me hace aburrido tocar solo, pero cuando es con alguien me lo paso como un enano.

9. Adoro los animales, ellos junto con los libros son los seres que más admiro, nunca te criticarán y siempre darán lo mejor de ti (esta se la copio a Lurei, pero es que estoy tan de acuerdo...).

10. Carolina se llama así porque es como me encantaría llamar a mi hija. Adoro ese nombre, y el de Laura también.

11. Y para acabar, me encantan los videojuegos de Zelda. 

Y ahora las preguntas de Lurei

1. ¿Qué género te gusta más a la hora de leer un libro?

Elegir uno es difícil, pero tiro más por la línea de la fantasía, la ciencia ficción y el terror.

2. ¿Cuál es tu serie de televisión favorita?

Futurama. Lo tengo clarísimo. Me encanta Zoidberg, nunca sabes por dónde va a salirte, aunque no le quito mérito al gran Bender Bending Rodríguez.

3. ¿En qué idioma lees?

En español, excepto los libros obligatorios de Francés e Inglés en el insti. Libros que acaban siendo leyenda urbana, así que casi podría decirse que en español.

4. ¿Te gusta dibujar?

Me encanta dibujar chorradas en libretas, libros y agendas...pero solo cuando estoy en clase. ¡Y no son precisamente obras maestras! Pero oye, entretiene.

5. ¿Por qué te creaste un blog?

Pues básicamente porque Lurei (la nominadora) y Lucy (de El Sueño de Thyra) insistieron, como ya he dicho en alguna ocasión, y tenía alguna cosilla escrita, así que...Why not? Y la verdad es que no me arrepiento lo más mínimo.

6. ¿Lees ebooks? ¿Que dispositivo utilizas para leerlos?

Los leía. Mi tía me regaló uno en Navidad hace años, pero ahora sólo leo en papel o en el ordenador. ¿Por qué? Pues veréis, en mi casa existe un gran misterio universal comparable a "¿Cuál es el objetivo de la vida?" o "¿Existe el Más Allá?" y es "¿Dónde demonios está el cargador del ebook?"

7. ¿Tienes mascotas? ¿Cuáles?

No. Tenía una gata, Bam-Bam, que nos encontramos abandonada en el pueblo, y que, después de infestarnos la casa de pulgas y tenernos un año y medio babeando por ella, murió sacrificarla en la víspera de Nochevieja hace tres años, porque tenía problemas en los riñones (y 17 añazos, que es una edad muy respetable para un gato). Me acuerdo de que, en los fines de semana, antes de que se levantara mi familia, yo me ponía a ver la tele en el sofá y se me subía al regazo. Te echo de menos, Bambi.

8. ¿Te gusta el deporte? ¿Cuál?

Pues la verdad es que casi ninguno. Hago Kárate, y eso es todo, la verdad.

9. ¿Te dejas llevar más por las portadas de los libros o por las sinopsis?

Las portadas me hace fijarme en el libro y las sinopsis me dicen si merece la pena. Normalmente, si la portada no es llamativa, no me fijo en el libro (craso error).

10. ¿Cuál es el libro que más te ha decepcionado? ¿Y el que más te ha sorprendido?

El que más me decepcionó fue (no me matéis) El Señor de los Anillos. Ya había visto las películas e incluso había jugado al videojuego, así que me llamaba muchísimo como novela y me llevé una enorme decepción, puesto que es el único libro que he empezado y no he terminado debido a que se me hacía eterno y su lenguaje me aburría soberanamente. No aguanté ni hasta las Minas de Moria. 
Y los que más me han sorprendido han sido, sin duda, dos:

  • Memorias de Idhún, de Laura Gallego. Me los regalaron cuando tenía siete años (¿o eran ocho?) y ni los miré hasta el año siguiente, que me dio por ojear un poco los primeros capítulos de La Resistencia y en menos de una semana me los había terminado.
  • Del material del que están hechos los sueños, de Elizabeth Eulberg. Me parecía la típica novela de amor adolescente cutre, pero en cuanto lo empecé me enganchó y me lo acabé en aquella misma tarde. Probablemente, es el libro que más me ha gustado y más me ha llegado de todos los que he leído. Me lo prestó una amiga hace año y medio y...sólo diré que lo tengo al lado del ordenador ahora mismo.

11. ¿Qué estudias?

¡El examen de Historia! Estudio 4º de la ESO, y he escogido la rama científica (de momento).

Y sobre nominar blogs...bufff. Me da que esa parte va a ser como yo un domingo a las nueve. Es decir, con existencia nula. 

¡Y esto es todo por ahora! De verdad que subiré algo en menos de dos días. ¡Palabra de elefante!

sábado, 8 de noviembre de 2014

Rainbow Rising

¡Muy buenas, paquidermos! Hoy os traigo una idea que se me ocurrió gracias a una amiga que se llama Lucía. Tranquilos, Carolina está en proceso, y mañana subiré algo nuevo con toda probabilidad. De momento... ¡aquí os dejo con Rainbow Rising!

Volar como un arcoíris...

El rey se asomó al ventanal de sus aposentos. Desde ahí veía el panorama de toda la ciudad, desde la montaña de plata que era el zigurat de Marduk, hasta las puertas. Nabucodonosor, su padre, había estado orgulloso de los monumentos de la ciudad, incluso del mausoleo bajo el cual ahora descansaba, rodeado de fría piedra. Había tenido una larga vida, pero el veneno acababa con todos los hombres, como bien sabía ahora su hijo. Cuando supo de la noticia, se encerró con una de sus concubinas toda la noche para celebrarlo. Después había ordenado a aquella pobre desgraciada de ojos de arcoíris que se quedaba cautivada al verle que fuera a su casa y no saliera en unos días. Gracias a aquella orden, también podía asegurar que el fuego acababa con los hombres tan bien como el veneno si se quema en los lugares adecuados, y que los guardias de su padre eran muy competentes. Habían atrapado al arcoíris y lo habían destruido, le habían cerrado los ojos, como ella había hecho aquella noche cuando él se desnudó. Sacudió la cabeza. Aquella adivina de poca monta era parte del pasado, como su padre. Él era la sangre nueva que aquella ciudad necesitaba, y no podía dejar escapar aquella oportunidad. Ahora tenía el poder. ¡El PODER! Ni los astrólogos de los templos, ni los generales, ni los ministros. Él tenía el poder supremo. Él se sentaba en el templo del rey. Estaba satisfecho.

De repente, oyó ruidos fuera. Pasos que se encaminaban hacia la puerta. Escuchó un “¡Me rindo!” y el sonido del metal contra el metal. “No puede estar sucediendo aquí” pensó, y corrió a esconderse al mismo tiempo que las puertas de su área privada se abrían de un golpe y dos soldados con espadas ensangrentadas entraban en sus aposentos. Demasiado rápido, pues le vieron meterse debajo de la cama. Uno le agarró del pie y el otro le gritó “¡Ve a correr con los lobos!”. “Paganos del dios Oannes”, fue lo último que pensó antes de que le clavaran la espada. Todo se puso negro. Y antes de morir, lo último que vio fue una luz en la oscuridad.


Rainbow fue una banda de heavy metal de los años 70-80
 fundada por el guitarrista Ritchie Blackmore, ex de Deep Purple

lunes, 3 de noviembre de 2014

Carolina II

¡Hola, elefantes! ¿Habéis tenido un buen Halloween? ¡Espero que sí!
Disculpad la dejadez, pero entre los exámenes y la mejor fiesta del año no he tenido tiempo de subir nada nuevo. De todos modos, aquí traigo la segunda parte de la historia de Carolina. Ha crecido un poquito y acaba de llegar al cole...¡Disfrutadla!

El padre de Carolina la ayudó a bajar del coche. Ella le dio la mano, y entraron juntos en el colegio, un gran edificio de ladrillo lleno de gente. Todos los niños que estaban allí le parecían muy mayores a Carolina, hasta que cruzaron el patio principal y entraron en otro recinto vallado: la zona de infantil. Allí los niños eran mucho más bajitos, de su tamaño... Y de una edad más parecida a la suya. En su mayoría aparentaban los cinco años que tenían. Ella estaba impresionada. Nunca había visto a tanta gente de su edad junta. Mientras los miraba, distraída, su padre le señaló a una mujer joven, de pelo rubio y ojos azules, que llevaba una larga bata blanca y estaba rodeada de niños, algunos con sus madres, otros con sus padres, pero ninguno solo.

-Esa es tu profesora. Pórtate bien con ella. Se llama Celia y aquí tienes que obedecerla, porque mamá y papá no están. ¿Vale?

-Vale, papi. ¡Mira, esa es Silvia! ¡Y el tío Guillermo!

Silvia era la hija del socio de su padre, Guillermo. Ellos llevaban juntos desde los 13 años, y eran íntimos amigos, así que las niñas se conocían desde pequeñas. Carolina y ella empezaron a jugar juntas mientras sus padres se saludaban y empezaban a hablar de la última creación de un tal Esifen Kin. Resultaba curioso que Silvia le sacaba una cabeza a Carolina, pero su padre era una cabeza más alto que Guillermo. Entonces, de repente, sonó un ruido muy fuerte y su padre la acompañó a la puerta de un edificio. El ruido salía de una especie de timbre enorme. A Carolina no le gustó, y se lo dijo a su padre. Tanto él como Guillermo se echaron a reír y este último comentó algo sobre un sitio llamado “Instituto”. Como todavía no era la hora de entrar en clase, Silvia arrastró a Carolina hasta un chico que estaba hablando con su madre. Se llamaba Mario y era vecino de Silvia, así que se conocían. A Carolina le cayó bien y en menos de dos minutos estaban corriendo y jugando al pilla-pilla por el patio.

Mientras escapaba de Silvia, un tiempo después, Carolina vio a una niña de pelo castaño claro, hasta la cadera, ojos marrones y piel clara. Se quedó impresionada y, sin darse cuenta, echó a correr aún más rápido, sin dejar de mirarla. Le parecía guapísima. Era guapísima. Entonces, sin querer, tropezó y cayó hacía delante, encima de la chica. Las dos chocaron y se cayeron al suelo, aunque ninguna se hizo daño. La otra chica -aún más alta que Silvia- se puso en pie y ayudó a Carolina a levantarse mientras decía:

-¡Lo siento mucho! No te he visto... Perdón. Me llamo Laura, ¿y tú?

-Yo soy Carolina y ellos son mis amigos, Silvia y Mario-dijo mientras varios padres se acercaban para comprobar si estaban bien, entre ellos la madre de la chica. Carolina no quería separarse de ella, así que se le ocurrió una idea.-¿Quieres jugar con nosotros?

Y los cuatro siguieron corriendo, juntos, hasta que Guillermo les llamó para que volvieran a acercarse a la maestra. Cuando los vio llegar, la joven empezó a hablar.

-Buenos días, chicos. Yo me llamo Celia y a partir de hoy, seré vuestra profesora. Voy a enseñaros nuestra clase. Seguidme, por favor.

Carolina estaba nerviosa. Nunca antes se había quedado sola sin sus padres, al menos desde que tenía memoria. Le dio la mano a Silvia, ella a Mario, él a Laura y los cuatro subieron juntos por la escalera, detrás de la profesora, mientras sus padres les decían adiós con la mano.

martes, 28 de octubre de 2014

Microcuento conjunto

¡Buenos días, elefantes! ¿Qué tal lleváis la semana?

Hoy os traigo un microcuento que escribí hace unos días.


Siempre había estado solo. Por fin, al final, alguien le guiñó un ojo. El francotirador.

Pero...¡Esto no es todo! Después de enseñarle el microcuento a mi hermanita Lucy, (de El Sueño de Thyra), se me ocurrió que, igual que ella misma ha hecho con varios microcuentos, podríamos...¡Escribir una historia cada uno basada en él! Por ello, sin más demora, damas y caballeros, niños y niñas...los relatos. Podréis encontrároslos también en una entrada en su blog.
  • El relato de Lucy
Las grandes calles de París, agolpadas de gente enfrascada en sus quehaceres nocturnos, sus paseos para digerir la cena y sus verbenas en bares y tabernas no eran un lugar propio para él. O así lo sentía. Sentado en lo alto de un campanario, observó con detenimiento una risueña familia, contemplando con admiración los escaparates de las tiendas. Unos pequeños niños alardeaban y repiqueteaban con sus deditos las vitrinas, mirando a sus padres y pidiéndoles sus regalos de navidad, mientras estos paseaban abrazados y vigilando a sus pequeños. Sintió un pinchazo en el corazón, que hizo encoger su cuerpo. Él quería aquello. Lo ansiaba. Una mujer con la que pasear por sus calles favoritas, unos cachorros que cuidar y proteger. Pero estaba solo. Siempre lo había estado. Se sentó en el borde del ventanal, y se encendió un cigarro. Se lo llevó a los labios e inspiró con ansia, deseando que aquel vicio se llevase sus tormentos. Maldijo su pasado, sus actos de delincuencia que lo llevaron a la cárcel, y maldijo su presente, por haber huido de ella. Era uno de los asesinos más buscados por el país, un criminal sanguinario y letal que había acabado con el jefe de una importante mafia, él solo. Todos lo buscaban, excepto la persona que él quería que lo encontrase. Esa persona que le llevaría a la felicidad y a una vida estable y sin sobresaltos. Con la que se enamoraría y tendría dos hijas y un precioso niño, un futuro en el que moriría de viejo y un legado que dejaría. Pero esta no llegaba. Dio otra calada a su cigarro y soltó lentamente el aire. Y entonces lo vio. Un punto esmeralda que se reflejaba en su pecho y danzaba sobre sus ropas, apuntando justo en el corazón. Sonrió. Alzó la mano y saludó al francotirador oculto que lo apuntaba desde el edificio de enfrente. 

-Nos volvemos a encontrar, viejo amigo-susurró, con voz ronca.


Desde su huida, él había sido el único capaz de encontrarlo, donde ningún ejército de mil hombres lo había conseguido. Habían acabado simpatizando, entre persecución y combates. El francotirador era el único que había logrado estar a su nivel. Dio una última calada a su cigarro y tiró los restos campanario abajo. 

-Qué irónico-se dijo a sí mismo-, que seas tú el que me guiñe un ojo, amigo mío. 

Había venido a por él, pero para arrebatarle toda esperanza de encontrar la felicidad. Con una sonrisa en el rostro, escuchó el último sonido que oiría en aquella vida: El disparo certero de su gran amigo. 
  • Mi relato
El presidente se levantó de su silla. Recordó cómo su madre le decía siempre “Pon la espalda recta” y sonrió. La primera vez que se había sentado en aquella silla tenía veinticinco años. Su secretaria había mandado cambiar la del anterior gobernante por una más cómoda, debido a los problemas de espalda del Líder, y allí seguía, una butaca roja como la sangre y cómoda como un lecho de espinas. No por la silla, sino por lo que significaba sentarse en ella. Desde ahí, tenía unas espectaculares vistas de la ciudad, que a aquellas horas bullía de vida. De fondo, escuchaba a los Rolling con su Let it Bleed, su disco favorito de la banda. Pensó que seguro que cualquier hombre estaría feliz en su lugar. Ocupaba uno de los puestos más importantes del mundo, con una esposa bellísima, dos hijos y una hija preciosa, multitud de amistades en los selectos círculos de la clase alta georgiana y millones de personas que lo elegían cada cuatro años y medio como jefe del gobierno. Todo el mundo sabía que si perdía las elecciones su partido iba a tomar el poder por la fuerza, pero se seguían celebrando comicios para aparentar una democracia como la que había venido desde Washington en su día. 

Y aun a pesar de todo aquello, se sentía solo. No tenía amigos de verdad, solo ministros y asesores que le rodeaban como buitres, como parásitos que le sacaban la energía. Su mujer estaba con él por su posición y su riqueza, no por amor, y él con ella por su físico. Se trataban cordialmente, pero no dejaba de ser una relación de interés. Sus hijos no le hacían caso, aunque pasaba demasiado poco tiempo en casa como para darles ninguna atención. Todos los días, empresarios, sacerdotes y militares iban a verle y lo extorsionaban hasta el punto de conseguir que cumpliese sus deseos, amenazando a sus seres queridos o con agresiones físicas. En definitiva, el presidente se sentía solo, solo en medio de Atlanta, la ciudad más grande de toda América después de la Guerra Civil. Veía a miles de personas diariamente, y seguía solo. Pero había sido siempre así, o al menos que él recordase. De niño, los matones del patio eran tan malos como ahora los extorsionistas que ahora recibía a diario.

Y entonces lo vio. Su única esperanza, su salvación. Se asomó al balcón, miró al edificio de enfrente y saludó a la figura vestida de negro que estaba apostada en su azotea. Al presidente le parecía una buena muerte. Vestido con su mejor traje, en una terraza con un maravilloso panorama, con buena música y bien cerca de los desgraciados que llevaban tras él desde los albores de su carrera. Sonrió de nuevo. Y vio el punto rojo en su pecho, lo vio subir hasta que estuvo entre sus ojos. Pensó que le daría las gracias al francotirador en el infierno. Y luego no pensó más, mientras el sonido de un disparo resonaba en las indiferentes calles de Atlanta.

¿Os han gustado? ¿Habéis sentido lástima del asesino? ¿Del presidente? ¿De ninguno? ¡No os cortéis y contádnoslo! 

sábado, 25 de octubre de 2014

El último viaje del elefante

Hace mucho tiempo, en las orillas del lago Victoria vivía un viejo elefante incapaz de dormir por las noches. Con los últimos rayos de luz, el insomne animal se acurrucaba junto al resto de su manada, sobrecogido, mientras esperaba la oscuridad. Incapaz de moverse, temía a las sombras que aparecían cuando el Sol se ocultaba, y a los terribles peligros que aquella oscuridad traía noche tras noche. Durante el día, se limitaba a seguir con torpeza a la manada, sin resultar de utilidad en modo alguno.

Sintiendo que sus días llegaban ya a su fin y con la esperanza de ayudar a sus compañeros, dio comienzo su último viaje. Tomó la decisión de partir en busca de sus dioses, moradores del monte Kilimanjaro, para pedirles que iluminaran la noche. Era un trayecto duro, largo y lleno de peligros. El día en que se le cayó su primer diente, se alejó del resto de la manada y puso rumbo hacia el volcán divino.

Cuando llegó a la montaña, al límite de sus fuerzas, los dioses le preguntaron el motivo de su visita. El elefante les explicó su problema y las deidades, apiadándose de él, le concedieron su deseo: cogieron sus colmillos, los unieron por los extremos y crearon un círculo blanco que ascendió mágicamente hacia los cielos, emitiendo un rayo de luz en la hasta ahora oscura noche.

Sin embargo, el aura  que este nuevo astro emitía era muy escaso y apenas se podía ver. Pero el Sol, que tanto había castigado al viejo paquidermo durante su odisea, decidió enviar un rayo de luz que ocupó el espacio entre los colmillos, permitiendo así que la noche se iluminara eternamente y que el elefante pudiera dormir su última noche en paz.

Y a esa nueva luz se la llamó Luna, que en suajili significa “Elefante”.

jueves, 23 de octubre de 2014

Microcuentos de terror

¡Buenos días, elefantes!

Hoy quiero hablaros de una iniciativa muy interesante que me he encontrado hace unos días. Se llama "Microcuentos de terror" y la ha subido una chica llamada Abril en su blog Polvo de Conejo. El microcuento será editado junto a los demás en formato PDF, haciendo así un poco de publicidad del blog y del microcuento, con lo que además me promocionaré un poco, que no me sobra...

Me parece una idea estupenda, así que participaré. ¿Y vosotros? ¡Animaos!

Elefun

miércoles, 22 de octubre de 2014

Carolina I

¡Hola, elefantes!
Hoy os traigo el inicio de lo que pretende ser una historia larga. Es la vida de Carolina, una idea que llevaba rondándome una temporada y que por fin he conseguido cuajar. ¡A ver qué os parece!


Un pájaro cruzó el cielo.

Carolina estaba tumbada en medio del campo con sus padres, mirando las nubes, cuando lo vio. Era un águila imponente, majestuosa, que volaba en círculos. Levantó los brazos para intentar atraparla, pero no pudo. Estaba muy lejos. Por más que lo intentó, se estiró y se estiró, el águila estaba muy alta, y ella seguía siendo muy baja. La invadió una sensación de frustración y de rabia que demostraba su carácter y de la ira dio un manotazo al suelo. Pero eligió una piedra como punto de impacto, así que notó el dolor subiendo desde la piel hasta el hueso. Fue la gota que colmó el vaso. Se echó a llorar.

Su madre se incorporó rápidamente para ver qué le pasaba. Era una chica joven, con el pelo liso, largo y castaño. No era muy alta, pero tampoco llegaba a ser considerada bajita. Su padre, que había salido corriendo hacia el coche, era bastante diferente. Él era muy alto, de pelo negro y piel oscura, siempre sonriente, excepto en aquel momento, en el que daba zancadas de gigante hacia el maletero. Antes de que Carolina lo viera abrirlo, su madre la cogió en brazos, le puso el chupete (que aceptó con agrado) y empezó a mecerla suavemente hasta que se calmó. Cuando su padre llegó con la barrita antiinflamatoria para los golpes, el bebé ya estaba en brazos de Morfeo.

martes, 21 de octubre de 2014

¡Nominado a los premios Versatile Blogger!

Queridos elefantes:

Mi amiga Lucy (de http://liberacionentreletras.blogspot.com.es/) me ha nominado a... ¡los premios Versatile Blogger! Al parecer, estas son las condiciones:

  • Mostrar el premio en el blog
  • Anunciarlo en una entrada y enlazar al blog que te nominó
  • Decir siete cosas sobre ti
  • Nominar a quince blogs, enlazarlos y anunciárselos

Miren a su izquierda, miren a su derecha y en teoría podrán ver (parezco una azafata) el logo del premio. En cuanto a las siete cosas sobre mí...

  1. Me encantan los elefantes, hasta el punto de que tengo uno de plástico en la habitación que compré en un viaje de estudios en Andorra. Los profesores me preguntaban si era para mi hermano...ilusos...
  2. Toco el piano desde hace nueve años.
  3. Me encanta la historia, sobre todo las antiguas civilizaciones (Egipto, Grecia...) y la Edad Contemporánea (sí, es toda una contradicción)
  4. Soy incapaz de estudiar sin música. Mi grupo favorito es Blondie.
  5. Leer me apasiona. Mis libros favoritos son Canción de Hielo y Fuego, de George R. R. Martin, y también adoro a Stephen King y a Laura Gallego.
  6. Hago Kárate Shotokan. Soy cinturón amarillo (It's someting!)
  7. Mi serie favorita es Futurama, aunque también me gustan La Cúpula (pero prefiero el libro) y The Walking Dead.
¡Y ahora a nominar! Como llevo muy poco tiempo por aquí, sólo voy a nominar a un blog: La Sombra de tus Ojos
¡Buenas noches!

domingo, 19 de octubre de 2014

Amor

amor

Cuatro letras. Un sustantivo masculino singular, que no admite variación de género, aunque sí de número. Palabra aguda, sin tilde. Con dos sílabas, a-mor. Eso puede decirse  también de otras palabras, sí, pero el amor es diferente. ¿Por qué? Porque las demás palabras no expresan el objetivo básico de la vida. Si no fuera por el amor la vida no tendría ningún sentido, nada que evitara que se transformase en una búsqueda de alimentos para sobrevivir.

Hay un microcuento (robado del blog de Lucy) que dice “Pensaba conquistar el mundo. La conquistó a ella. Y el mundo vino detrás.” Muy cierto. El amor también sirve para motivar a un ser humano a hacer cosas  maravillosas. Grandes monumentos como el Taj Mahal o obras literarias como la de Petrarca han sido creados por amor. El amor salvará tu alma, dice una canción. Y es verdad. La salvará del sinsentido, la salvará de transformarse en un animal.

El amor es el nexo en todas las relaciones humanas, entre parejas, entre familiares, entre amigos. El amor y su búsqueda son lo que nos marca el camino a seguir en cada momento. Antes de actuar, piensas en qué consecuencias tiene para aquello que amas. El amor no sólo se da entre personas, es cierto. Puedes amar un objeto, un animal, una tierra, un lugar, una canción. Igual que puedes no amar nada. Si no amas, caerás en el egoísmo, en la rutina, en un sueño del que es difícil despertar.

Aunque el amor no es siempre, ni casi nunca, un camino de rosas. El amor puede doler, puede desaparecer. Puede que aparezca algo que parezca amor y que no lo sea, o que el fin del amor sea tan abrupto y duro que traiga el odio y el arrepentimiento. El odio y el arrepentimiento son dos emociones que parten de la misma base, el miedo. El amor y el miedo son realmente las dos grandes emociones, ya que todos los sentimientos caben en ellas. La envidia, el aprecio, el desprecio, el deseo, esos y todos los demás sentimientos caben en el amor y el miedo.

Volviendo al tema. El amor no tiene explicación, ocurre de repente. Puedes amar a alguien a quien hace días odiabas. O a alguien que ayer no conocías. Y al revés, puedes odiar a alguien que amabas desde hacía años. Porque su duración puede ser todo lo larga que podamos imaginar. El amor es libre, no conoce límites. Tiene cosas malas, por supuesto, pero todas se relativizan si el amor se corresponde.

Es imposible entender el amor, ni si se carece de él ni si se está lleno de él. Es algo increíble e imposible de concebir. Puede llevar al deseo de perder la vida, puede llevar a cambiar de pensamiento sobre absolutamente todo lo que nos rodea. Y sin embargo, todos lo buscamos. Está en nuestra naturaleza. Desde pequeños, nada más nacer, porque el amor nos rodea desde el preciso momento en el que el médico nos pone en los brazos de nuestra madre, bueno, si tenemos la suerte de que un médico atienda el parto cuando nacemos. Pero eso da para otra reflexión que merece página aparte. Como diría Michael Ende, esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

¡Espero que os haya gustado! Os dejo el link al microcuento del blog de Lucy (El sueño de Thyra) y a la canción de Grouplove "Love will Save your Soul"



sábado, 18 de octubre de 2014

¿Por qué un elefante?

La primera vez que decidí escribir, fui un elefante.

Los elefantes me encantan. La verdad es que no tiene mucha más ciencia. No sé muy bien por qué un elefante y no un gato o un perro, que es lo típico. Hay quien prefiere los caballos, los lobos o los tigres, y mucha gente que se sorprende de que yo prefiera a los elefantes. Pero es así. Y por eso, la primera vez que escribí, decidí que mi personaje sería un elefante. Desde entonces he seguido escribiendo, con más o menos frecuencia, y un buen día mis amigos me sugirieron que podría subir mis desvaríos mentales a un blog. ¡Y aquí estoy! Gracias a Lurei y a Lucy por traerme hasta aquí y echarme una mano, que me hará falta. ¡Espero que os guste!

Elefun