martes, 28 de octubre de 2014

Microcuento conjunto

¡Buenos días, elefantes! ¿Qué tal lleváis la semana?

Hoy os traigo un microcuento que escribí hace unos días.


Siempre había estado solo. Por fin, al final, alguien le guiñó un ojo. El francotirador.

Pero...¡Esto no es todo! Después de enseñarle el microcuento a mi hermanita Lucy, (de El Sueño de Thyra), se me ocurrió que, igual que ella misma ha hecho con varios microcuentos, podríamos...¡Escribir una historia cada uno basada en él! Por ello, sin más demora, damas y caballeros, niños y niñas...los relatos. Podréis encontrároslos también en una entrada en su blog.
  • El relato de Lucy
Las grandes calles de París, agolpadas de gente enfrascada en sus quehaceres nocturnos, sus paseos para digerir la cena y sus verbenas en bares y tabernas no eran un lugar propio para él. O así lo sentía. Sentado en lo alto de un campanario, observó con detenimiento una risueña familia, contemplando con admiración los escaparates de las tiendas. Unos pequeños niños alardeaban y repiqueteaban con sus deditos las vitrinas, mirando a sus padres y pidiéndoles sus regalos de navidad, mientras estos paseaban abrazados y vigilando a sus pequeños. Sintió un pinchazo en el corazón, que hizo encoger su cuerpo. Él quería aquello. Lo ansiaba. Una mujer con la que pasear por sus calles favoritas, unos cachorros que cuidar y proteger. Pero estaba solo. Siempre lo había estado. Se sentó en el borde del ventanal, y se encendió un cigarro. Se lo llevó a los labios e inspiró con ansia, deseando que aquel vicio se llevase sus tormentos. Maldijo su pasado, sus actos de delincuencia que lo llevaron a la cárcel, y maldijo su presente, por haber huido de ella. Era uno de los asesinos más buscados por el país, un criminal sanguinario y letal que había acabado con el jefe de una importante mafia, él solo. Todos lo buscaban, excepto la persona que él quería que lo encontrase. Esa persona que le llevaría a la felicidad y a una vida estable y sin sobresaltos. Con la que se enamoraría y tendría dos hijas y un precioso niño, un futuro en el que moriría de viejo y un legado que dejaría. Pero esta no llegaba. Dio otra calada a su cigarro y soltó lentamente el aire. Y entonces lo vio. Un punto esmeralda que se reflejaba en su pecho y danzaba sobre sus ropas, apuntando justo en el corazón. Sonrió. Alzó la mano y saludó al francotirador oculto que lo apuntaba desde el edificio de enfrente. 

-Nos volvemos a encontrar, viejo amigo-susurró, con voz ronca.


Desde su huida, él había sido el único capaz de encontrarlo, donde ningún ejército de mil hombres lo había conseguido. Habían acabado simpatizando, entre persecución y combates. El francotirador era el único que había logrado estar a su nivel. Dio una última calada a su cigarro y tiró los restos campanario abajo. 

-Qué irónico-se dijo a sí mismo-, que seas tú el que me guiñe un ojo, amigo mío. 

Había venido a por él, pero para arrebatarle toda esperanza de encontrar la felicidad. Con una sonrisa en el rostro, escuchó el último sonido que oiría en aquella vida: El disparo certero de su gran amigo. 
  • Mi relato
El presidente se levantó de su silla. Recordó cómo su madre le decía siempre “Pon la espalda recta” y sonrió. La primera vez que se había sentado en aquella silla tenía veinticinco años. Su secretaria había mandado cambiar la del anterior gobernante por una más cómoda, debido a los problemas de espalda del Líder, y allí seguía, una butaca roja como la sangre y cómoda como un lecho de espinas. No por la silla, sino por lo que significaba sentarse en ella. Desde ahí, tenía unas espectaculares vistas de la ciudad, que a aquellas horas bullía de vida. De fondo, escuchaba a los Rolling con su Let it Bleed, su disco favorito de la banda. Pensó que seguro que cualquier hombre estaría feliz en su lugar. Ocupaba uno de los puestos más importantes del mundo, con una esposa bellísima, dos hijos y una hija preciosa, multitud de amistades en los selectos círculos de la clase alta georgiana y millones de personas que lo elegían cada cuatro años y medio como jefe del gobierno. Todo el mundo sabía que si perdía las elecciones su partido iba a tomar el poder por la fuerza, pero se seguían celebrando comicios para aparentar una democracia como la que había venido desde Washington en su día. 

Y aun a pesar de todo aquello, se sentía solo. No tenía amigos de verdad, solo ministros y asesores que le rodeaban como buitres, como parásitos que le sacaban la energía. Su mujer estaba con él por su posición y su riqueza, no por amor, y él con ella por su físico. Se trataban cordialmente, pero no dejaba de ser una relación de interés. Sus hijos no le hacían caso, aunque pasaba demasiado poco tiempo en casa como para darles ninguna atención. Todos los días, empresarios, sacerdotes y militares iban a verle y lo extorsionaban hasta el punto de conseguir que cumpliese sus deseos, amenazando a sus seres queridos o con agresiones físicas. En definitiva, el presidente se sentía solo, solo en medio de Atlanta, la ciudad más grande de toda América después de la Guerra Civil. Veía a miles de personas diariamente, y seguía solo. Pero había sido siempre así, o al menos que él recordase. De niño, los matones del patio eran tan malos como ahora los extorsionistas que ahora recibía a diario.

Y entonces lo vio. Su única esperanza, su salvación. Se asomó al balcón, miró al edificio de enfrente y saludó a la figura vestida de negro que estaba apostada en su azotea. Al presidente le parecía una buena muerte. Vestido con su mejor traje, en una terraza con un maravilloso panorama, con buena música y bien cerca de los desgraciados que llevaban tras él desde los albores de su carrera. Sonrió de nuevo. Y vio el punto rojo en su pecho, lo vio subir hasta que estuvo entre sus ojos. Pensó que le daría las gracias al francotirador en el infierno. Y luego no pensó más, mientras el sonido de un disparo resonaba en las indiferentes calles de Atlanta.

¿Os han gustado? ¿Habéis sentido lástima del asesino? ¿Del presidente? ¿De ninguno? ¡No os cortéis y contádnoslo! 

sábado, 25 de octubre de 2014

El último viaje del elefante

Hace mucho tiempo, en las orillas del lago Victoria vivía un viejo elefante incapaz de dormir por las noches. Con los últimos rayos de luz, el insomne animal se acurrucaba junto al resto de su manada, sobrecogido, mientras esperaba la oscuridad. Incapaz de moverse, temía a las sombras que aparecían cuando el Sol se ocultaba, y a los terribles peligros que aquella oscuridad traía noche tras noche. Durante el día, se limitaba a seguir con torpeza a la manada, sin resultar de utilidad en modo alguno.

Sintiendo que sus días llegaban ya a su fin y con la esperanza de ayudar a sus compañeros, dio comienzo su último viaje. Tomó la decisión de partir en busca de sus dioses, moradores del monte Kilimanjaro, para pedirles que iluminaran la noche. Era un trayecto duro, largo y lleno de peligros. El día en que se le cayó su primer diente, se alejó del resto de la manada y puso rumbo hacia el volcán divino.

Cuando llegó a la montaña, al límite de sus fuerzas, los dioses le preguntaron el motivo de su visita. El elefante les explicó su problema y las deidades, apiadándose de él, le concedieron su deseo: cogieron sus colmillos, los unieron por los extremos y crearon un círculo blanco que ascendió mágicamente hacia los cielos, emitiendo un rayo de luz en la hasta ahora oscura noche.

Sin embargo, el aura  que este nuevo astro emitía era muy escaso y apenas se podía ver. Pero el Sol, que tanto había castigado al viejo paquidermo durante su odisea, decidió enviar un rayo de luz que ocupó el espacio entre los colmillos, permitiendo así que la noche se iluminara eternamente y que el elefante pudiera dormir su última noche en paz.

Y a esa nueva luz se la llamó Luna, que en suajili significa “Elefante”.

jueves, 23 de octubre de 2014

Microcuentos de terror

¡Buenos días, elefantes!

Hoy quiero hablaros de una iniciativa muy interesante que me he encontrado hace unos días. Se llama "Microcuentos de terror" y la ha subido una chica llamada Abril en su blog Polvo de Conejo. El microcuento será editado junto a los demás en formato PDF, haciendo así un poco de publicidad del blog y del microcuento, con lo que además me promocionaré un poco, que no me sobra...

Me parece una idea estupenda, así que participaré. ¿Y vosotros? ¡Animaos!

Elefun

miércoles, 22 de octubre de 2014

Carolina I

¡Hola, elefantes!
Hoy os traigo el inicio de lo que pretende ser una historia larga. Es la vida de Carolina, una idea que llevaba rondándome una temporada y que por fin he conseguido cuajar. ¡A ver qué os parece!


Un pájaro cruzó el cielo.

Carolina estaba tumbada en medio del campo con sus padres, mirando las nubes, cuando lo vio. Era un águila imponente, majestuosa, que volaba en círculos. Levantó los brazos para intentar atraparla, pero no pudo. Estaba muy lejos. Por más que lo intentó, se estiró y se estiró, el águila estaba muy alta, y ella seguía siendo muy baja. La invadió una sensación de frustración y de rabia que demostraba su carácter y de la ira dio un manotazo al suelo. Pero eligió una piedra como punto de impacto, así que notó el dolor subiendo desde la piel hasta el hueso. Fue la gota que colmó el vaso. Se echó a llorar.

Su madre se incorporó rápidamente para ver qué le pasaba. Era una chica joven, con el pelo liso, largo y castaño. No era muy alta, pero tampoco llegaba a ser considerada bajita. Su padre, que había salido corriendo hacia el coche, era bastante diferente. Él era muy alto, de pelo negro y piel oscura, siempre sonriente, excepto en aquel momento, en el que daba zancadas de gigante hacia el maletero. Antes de que Carolina lo viera abrirlo, su madre la cogió en brazos, le puso el chupete (que aceptó con agrado) y empezó a mecerla suavemente hasta que se calmó. Cuando su padre llegó con la barrita antiinflamatoria para los golpes, el bebé ya estaba en brazos de Morfeo.

martes, 21 de octubre de 2014

¡Nominado a los premios Versatile Blogger!

Queridos elefantes:

Mi amiga Lucy (de http://liberacionentreletras.blogspot.com.es/) me ha nominado a... ¡los premios Versatile Blogger! Al parecer, estas son las condiciones:

  • Mostrar el premio en el blog
  • Anunciarlo en una entrada y enlazar al blog que te nominó
  • Decir siete cosas sobre ti
  • Nominar a quince blogs, enlazarlos y anunciárselos

Miren a su izquierda, miren a su derecha y en teoría podrán ver (parezco una azafata) el logo del premio. En cuanto a las siete cosas sobre mí...

  1. Me encantan los elefantes, hasta el punto de que tengo uno de plástico en la habitación que compré en un viaje de estudios en Andorra. Los profesores me preguntaban si era para mi hermano...ilusos...
  2. Toco el piano desde hace nueve años.
  3. Me encanta la historia, sobre todo las antiguas civilizaciones (Egipto, Grecia...) y la Edad Contemporánea (sí, es toda una contradicción)
  4. Soy incapaz de estudiar sin música. Mi grupo favorito es Blondie.
  5. Leer me apasiona. Mis libros favoritos son Canción de Hielo y Fuego, de George R. R. Martin, y también adoro a Stephen King y a Laura Gallego.
  6. Hago Kárate Shotokan. Soy cinturón amarillo (It's someting!)
  7. Mi serie favorita es Futurama, aunque también me gustan La Cúpula (pero prefiero el libro) y The Walking Dead.
¡Y ahora a nominar! Como llevo muy poco tiempo por aquí, sólo voy a nominar a un blog: La Sombra de tus Ojos
¡Buenas noches!

domingo, 19 de octubre de 2014

Amor

amor

Cuatro letras. Un sustantivo masculino singular, que no admite variación de género, aunque sí de número. Palabra aguda, sin tilde. Con dos sílabas, a-mor. Eso puede decirse  también de otras palabras, sí, pero el amor es diferente. ¿Por qué? Porque las demás palabras no expresan el objetivo básico de la vida. Si no fuera por el amor la vida no tendría ningún sentido, nada que evitara que se transformase en una búsqueda de alimentos para sobrevivir.

Hay un microcuento (robado del blog de Lucy) que dice “Pensaba conquistar el mundo. La conquistó a ella. Y el mundo vino detrás.” Muy cierto. El amor también sirve para motivar a un ser humano a hacer cosas  maravillosas. Grandes monumentos como el Taj Mahal o obras literarias como la de Petrarca han sido creados por amor. El amor salvará tu alma, dice una canción. Y es verdad. La salvará del sinsentido, la salvará de transformarse en un animal.

El amor es el nexo en todas las relaciones humanas, entre parejas, entre familiares, entre amigos. El amor y su búsqueda son lo que nos marca el camino a seguir en cada momento. Antes de actuar, piensas en qué consecuencias tiene para aquello que amas. El amor no sólo se da entre personas, es cierto. Puedes amar un objeto, un animal, una tierra, un lugar, una canción. Igual que puedes no amar nada. Si no amas, caerás en el egoísmo, en la rutina, en un sueño del que es difícil despertar.

Aunque el amor no es siempre, ni casi nunca, un camino de rosas. El amor puede doler, puede desaparecer. Puede que aparezca algo que parezca amor y que no lo sea, o que el fin del amor sea tan abrupto y duro que traiga el odio y el arrepentimiento. El odio y el arrepentimiento son dos emociones que parten de la misma base, el miedo. El amor y el miedo son realmente las dos grandes emociones, ya que todos los sentimientos caben en ellas. La envidia, el aprecio, el desprecio, el deseo, esos y todos los demás sentimientos caben en el amor y el miedo.

Volviendo al tema. El amor no tiene explicación, ocurre de repente. Puedes amar a alguien a quien hace días odiabas. O a alguien que ayer no conocías. Y al revés, puedes odiar a alguien que amabas desde hacía años. Porque su duración puede ser todo lo larga que podamos imaginar. El amor es libre, no conoce límites. Tiene cosas malas, por supuesto, pero todas se relativizan si el amor se corresponde.

Es imposible entender el amor, ni si se carece de él ni si se está lleno de él. Es algo increíble e imposible de concebir. Puede llevar al deseo de perder la vida, puede llevar a cambiar de pensamiento sobre absolutamente todo lo que nos rodea. Y sin embargo, todos lo buscamos. Está en nuestra naturaleza. Desde pequeños, nada más nacer, porque el amor nos rodea desde el preciso momento en el que el médico nos pone en los brazos de nuestra madre, bueno, si tenemos la suerte de que un médico atienda el parto cuando nacemos. Pero eso da para otra reflexión que merece página aparte. Como diría Michael Ende, esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

¡Espero que os haya gustado! Os dejo el link al microcuento del blog de Lucy (El sueño de Thyra) y a la canción de Grouplove "Love will Save your Soul"



sábado, 18 de octubre de 2014

¿Por qué un elefante?

La primera vez que decidí escribir, fui un elefante.

Los elefantes me encantan. La verdad es que no tiene mucha más ciencia. No sé muy bien por qué un elefante y no un gato o un perro, que es lo típico. Hay quien prefiere los caballos, los lobos o los tigres, y mucha gente que se sorprende de que yo prefiera a los elefantes. Pero es así. Y por eso, la primera vez que escribí, decidí que mi personaje sería un elefante. Desde entonces he seguido escribiendo, con más o menos frecuencia, y un buen día mis amigos me sugirieron que podría subir mis desvaríos mentales a un blog. ¡Y aquí estoy! Gracias a Lurei y a Lucy por traerme hasta aquí y echarme una mano, que me hará falta. ¡Espero que os guste!

Elefun