sábado, 29 de agosto de 2015

"20" songs tag

Bueeeeeeeeeeeeeeeeno, aprovechando que lo he visto en Sweet Dandelion y Mrs.Ollivanders, voy a hacer este tag, que como podréis deducir va de música... ¡vamos allá!

Canción favorita:

Venga ya. La primera en la frente. ¿Hay de verdad alguien que sólo tenga una canción favorita? Voy a tener que poner la canción en la que siempre pienso cuando quiero sacarme otra de la cabeza, cosa que no funciona demasiado bien, pero bueno: Man on the Silver Mountain, de Rainbow. Decidme que ese riff no es perfecto. Con esta canción me pasa como con Carrie, el libro de Stephen King: son casi parte de mí de tanto escucharla/leerlo.


Canción que más odias:

Aquí, aparte del reguetón, de la discografía completa de Melendi (no me matéis) y de la mayoría de artistas modernos, voy a meter a Green Day, o mejor dicho a sus últimos discos. Ya vais servidos, no creo que haga falta que añada vídeos aquí.

Canción que te pone triste:

Samson, Hero, y en general cualquier canción de Regina Spektor, consigue ese efecto de sobra. Y también una versión de Ella Fitzgerald de I've Got the World on a String, que está en un disco perdido por mi casa. Pero, sobre todo, Samson.


Canción que te recuerde a alguien:

CASUALIDADES DE LA VIDA son las que hacen que coincida con Esther en esta: Flowers in your Hair. The Lumineers. Lo bueno, si breve, dos veces bueno.


Canción que te ponga feliz:

Otra difícil, la verdad. Kung Fu Girls, de Blondie, es una de mis canciones preferidas, y me suele espabilar y animar bastante.


Canción que te recuerda a un momento específico:

Aquí me cuesta bastante que se me ocurra alguna, porque no suelo asociar música con momentos - si es un mal momento te puede estropear la canción, y si es bueno, puede que te quedes adicto a ella hasta que te canse: Rip Her to Shreds, otra de Blondie, fue mi despertador bastante tiempo, y eso me la ha estropeado bastante (y me encantaba). Supongo que podría escoger esa, pero como seguramente haya más Blondie por aquí, prefiero no poner nada. En vuestras conciencias queda buscarla o no.

Canción cuya letra te sabes perfectamente:

Aparte de muuuuuuchas en español, también me suelo intentar aprender las letras de mis canciones favoritas en inglés. I, de Black Sabbath, Carolina Country Ball, de Elf, que no es que sea muy difícil... Pero, sobre todo, White Rabbit, de Jefferson Airplane. Y si no me crees, go ask Alice.


Canción que te haga bailar:

Aquí, sin duda alguna, va una de ABBA. Dancing Queen, diréis, y sí, esa también, pero una aún más, desde que vi en un hotel en el que el equipo de animación representaba Mamma Mia! (a su manera...) a la mitad de la audiencia hacer el mismo paso de baile. Bueno, paso no, porque mover movían los brazos, pero... Me entendéis. Gimme! Gimme! Gimme! (A Man after Midnight), cuya versión en español, titulada Dame amor esta noche vale su peso en oro. Las canciones no pesan. Ahí os lo dejo.


Canción que te haga dormir:

Si una canción me hace dormir, mala señal, porque o me parece horrible o tengo tanto sueño que no tendréis noticias de mí en semanas. No se me ocurre ninguna que me haga dormir específicamente, pero me he dormido con algunas que parecía que no me dejarían dormir (por eso las estaba escuchando, para seguir despierto). Por ejemplo, con Welcome to the Jungle, de Guns'n'Roses.


Canción que te gusta en secreto:

Un secreto nunca debe ser desvelado...en realidad no hay canciones que me dé vergüenza que la gente sepa que me gustan. Es mi música, tiene que gustarme a mí.

Canción con la que te sientes identificado:

No sé por qué, pero con Un cuento sobre el agua, de La Oreja de Van Gogh. Una de mis canciones favoritas durante años.


Canción que te solía encantar y ahora odias:

Hay varias canciones de las que me he cansado, pero que haya llegado a odiar... No se me ocurre ninguna.

Canción de tu disco favorito:

No creo que supiera escoger mi disco favorAJAJAJAJAJAJAJJAJAJJAJSJAJJJAHAJAJAJAKAJ mi disco favorito es Rising, de los ya mencionados (en más de una entrada de este blog) Rainbow, y todas sus canciones son perfectas, así que... Os dejo el disco entero. Nótese (o no) que la mitad del álbum son 4 canciones y la otra mitad 2. Puede parecer un dato sin sentido, pero lo es.


Canción que puedas tocar con algún instrumento:

Sin duda, y a pesar de mis intentos de incluir en la lista Samson (la previamente mencionada) y Defying Gravity, de Glee, la única que puedo mentar y que toco con el piano decentemente (bueno, no tanto como decentemente, pero se intenta) es Dance Anthem of the 80's, también de Regina Spektor.


Canción que te gustaría cantar en público:

La lista es interminable, pero sin duda empieza con Heaven and Hell, de Black Sabbath, y con la letra completa de cuando la tocaban en directo, no como lo hacen en el álbum (homónimo, por cierto), que tiene unos lyrics más cortos. Así que aquí irá un directo, interpretado por (otra vez) Heaven and Hell, banda que viene a ser la unión de los mismos músicos que grabaron el tema por primera vez pero con otro batería, que reemplazó al que grabó la canción antes de comenzar la gira, allá por los 80. ¿Caos? ¿Dónde?


Canción que te gusta para conducir:

Yo no conduzco, así que otra sección que se nos queda en blanco.

Canción de tu infancia:

Alfonsina y el mar, en la versión de Pablo Milanés, canción que le encantaba y encanta a mi madre. Como no la encuentro, os dejo la de Mercedes Sosa.


Canción que nadie espera que te guste:

Aquí valdría cualquiera de Madonna, pero por escoger una que me gusta especialmente, elegiré Vogue. No entiendo muy bien lo que pasa con Madonna, no es incompatible con el heavy metal, o sí, pero me da igual. Además, en esta canción menciona a Grace Kelly (como la canción de MIKA, Grace Kelly, en la que también "sale" Mercury), cosa que le da puntos. ¿Obsesión? ¿Dónde? Con el caos anterior de Heaven and Hell. Venga, que me enrollo, Vogue.


Canción que quieres que suene en tu boda:

Esto es algo en lo que no suelo pensar, llamadme raro, pero puestos a elegir una sería Absolute Beginners, de David Bowie, que me encanta y me parece de lo más romántico que escucho.


Canción que quieres que suene en tu funeral:

Aun partiendo de que yo soy inmortal hasta que se demuestre lo contrario (no hace falta que probéis), supongo que en mi funeral habría que poner algo de Dio, como We Rock, aunque se me ocurran canciones más apropiadas (After All (The Dead), de nuevo de Black Sabbath, sería un buen ejemplo). Por gusto pondría King of Rock and Roll, pero todo apunta -de momento- a que no voy a ser el rey del rock, así que...


Y hasta aquí el tag en sí. PERO como he dejado varias en blanco y ha habido varias preguntas que me parece que serían oportunas pero no aparecían en el tag, se me ha ocurrido -soy genial- hacer cinco canciones más para el tag, una por cada categoría en blanco.

Canción que te recuerda a una película/serie:

Aparte de las intros de anime, hay una canción que siempre me recuerda a una de mis películas favoritas, 500 días de verano (500 days of Summer), y es Us, de Regina Spektor. Me parece perfecta tanto para la película como para cualquier relación.


Canción que te dejó adicto a ella:

Otra lista infinita, pero como aún no les he mencionado, meteré una de Of Monsters and Men: King and Lionheart, que siempre me emociona. Un elefante sensible éste. Además, la temática de monstruos, héroes y fantasía de este grupo (y de otros que me encantan, en los que generalmente participaba Ronnie James Dio) es mi favorita en la música, junto a la de amor, cosa que pasa también en los libros.


Canción instrumental que te gusta:

Un poco más de Black Sabbath o de Dio podría quedarse en esta sección, pero, aun a costa de Rat Salad o de los solos de batería de Vinny Appice pondré Embryonic Journey, de Jefferson Airplane. Dicen que la mayor parte de esta canción la toca Jerry Garcia (sí, sin acento), el difunto guitarrista de Grateful Dead, pero sea o no verdad está acreditada a la Jefferson, y sea o no verdad sigue siendo una obra maestra. Hace un tiempo me encontré esta canción descrita como "Si las mariposas pudieran tocar la guitarra..."


Canción en directo que te encanta:

Aquí no hay duda alguna posible. Catch the Rainbow, de Rainbow (otro día hablaremos de Dio, Blackmore y los arcoíris), me parece millones de veces mejor en directo - en cualquier directo - que en la versión del álbum, aunque dure mucho más. Igual que en la previamente mencionada Heaven and Hell, la letra del directo cambia, y en este caso aumenta, aunque la voz no es precisamente la clave de esta canción, sino que la armonía de todos los instrumentos es lo que la hace espectacular. Catch, the Rainbow, this song.


Canción favorita en un idioma que no hables ni entiendas:

Para acabar, otra de Regina Spektor, que canta The Prayer of François Villon en ruso. Ruso, nada menos, pero la canción es preciosa igualmente. Una vez busqué la traducción, y recuerdo que repetía bastante "no te olvides de mí", sentimiento que comparto. Hasta aquí la entrada, ¡cortamos y cerramos!



PD: Acabo de darme cuenta de que me sé de memoria la mayoría de canciones de la entrada. Así que podéis sustituir White Rabbit por cualquier otra. ¡A vuestro gusto!

viernes, 28 de agosto de 2015

Pasen y vean - Concurso de terror de Compases Rotos

Hooola elefantes, como sabéis, hace unos días que en realidad son más de un mes, Elefun Lena J. Underworld, del blog Compases rotos, organizó un concurso de relatos de terror. La idea me pareció estupenda, así que decidí participar con este relato:

PASEN Y VEAN

-¡Pasen y vean! ¡Pasen y vean, damas y caballeros! Pasen y vean la superioridad del hombre ante la bestia, la primacía de la tecnología frente a la magia, la preferencia del orden ante el caos. ¡Sólo en el Circo del Horror podrán ustedes verle! Ver… ¡a la mismísima Bestia, salida del Averno! Mírenla, ahí, postrada en un lecho de paja, con cadenas de hierro forjadas sobre sus propias muñecas. Miren sus alas de murciélago gigante, rotas, con la piel hecha jirones. Noten su deliciosamente espantoso hedor, a azufre y podredumbre, a mierda y sudor. Vean sus mandíbulas, sus enormes dientes afilados como puñales y su viperina lengua negra, musculada y venenosa. Teman sus poderosas patas, fuertes y llenas de heridas, bien sujetas por grilletes y cuerdas. ¡No se acerquen a sus zarpas de medio metro o perderán la cabeza! Y, por supuesto, ¡cuidado con su cola! Si escuchan el restallido de un látigo, es sin duda ella, preparada para agarrar a sus hijos y arrastrarlos hasta sus fauces… ¡Pasen y vean!

-Y ahí vuelves a empezar – completó el señor Hyde tras la parrafada de su socio Whateley. – Es un texto simple para aprenderse de memoria, y pagamos bien. ¿Qué te parece?

-Acepto encantado, señores. ¿Cuándo empiezo?

-Mañana mismo. Esta noche, si lo deseas, puedes pasar a verlo. O verla. Lo que sea. Ya sabes, para saber de lo que hablas – dijo Whateley. – ¿Te parece?

No era menester decirle a tu jefe que no el primer día, supuse. Y acepté.

Así que allí estábamos, yo mismo acompañado por otro tipo, un tal Butler, con greñas y no demasiado delgado, pero con un látigo lo suficientemente largo como para recorrer sus intestinos un par de veces. Para controlar a la bestia, me había dicho. En todo el viaje en carreta desde su casa, a la que me tuve que acercar, hasta la carpa de la bestia, sólo había hablado Butler, contando que se había criado en el pueblo de Uhluhtc, al sur del valle de Anchester, donde al parecer se hallaba un lugar muy importante llamado Exham Priory. Yo jamás había oído palabra de esos lugares, pero con aquellos extraños nombres imaginé que estarían en el extranjero, pues nada se parecían esos topónimos a los propios de Arizona. Europa, probablemente.

Por fin llegamos Butler y yo, yo y Butler, a la carpa, aparentemente la única que poseía aquel circense espectáculo que mis ahora jefes Hyde y Whateley habían organizado. La noche ya estaba bien arraigada en el cielo, y no se veía casi nada. Por suerte, existen los faroles, y el bueno de Butler traía varios. Uno quedó encendido en el carro, y al poco tiempo se apagó, pues empezó a caer una fina lluvia que apenas duró media hora, pero lo suficiente como para apagar la llama y dejar el suelo encharcado. Volvamos a nosotros, que portábamos cada uno un farol y, en el caso de Butler, un látigo, en el mío una barra de metal que yo consideraba que sería poco útil. Mi buen acompañante levantó la lona de parte de la gigantesca y deforme carpa, la mayor que yo jamás hubiera visto. Antes de entrar, para aumentar la tensión que tú, querido lector, espero estés viviendo, voy a decir que esa carpa no era ni parecida a una carpa circense, pues era negra y de aspecto desalentador. Y que no era ni por asomo circular, sino más bien era un polígono totalmente irregular y con la tela del techo distribuida disparmente. Ahora, vuelvo al relato, entrando con mi buen y hablador amigo Butler en la carpa.

Admito que lo primero que percibí, y eso que dentro de la carpa la luz no era poca, fue el olor, un olor que llenaba las fosas nasales, un olor a podrido, a incienso, a excrementos, a sustancias de enorme pestilencia y temible efecto en un cuerpo humano, un olor que jamás sentí y que jamás se repetirá en la historia de la humanidad, la peor mezcolanza que un ser ha podido crear jamás. Lo impregnaba todo, y se pegaba a la ropa, a la barra de metal, al farol, a tu alma. Lo peor de la experiencia fue el olor.

Bajo la carpa, había una serie de jaulas y cajas con esqueletos animales dentro, repartidas por toda su extensión y mezcladas con cadenas, heno y grandes telas, sobre el suelo lleno de polvo y excrementos. Sin embargo, la zona central de la carpa había sido limpiada concienzudamente. En ella, se veía un círculo rojo, casi perfecto, con una serie de palabras escritas en una lengua para mi ignota en el borde exterior. Dentro, había un simple símbolo, una especie de representación de un cráneo de hombre con cuernos, o quizás una cabra antropomórfica, algo que yo no alcanzaba del todo a reconocer, pues quizás no fuesen cuernos sino manos, o tentáculos, o a lo mejor lo veía desde una errónea perspectiva. El signo, negro, tenía dentro unas cuantas velas, de gran altura, y en su centro había un hombre arrodillado, con una tela negra que le cubría por completo. Un leve brillo en la parte superior de su cabeza me permitió saber que no estaba arrodillado sino empalado por una larga púa de metal negro. Varias cadenas salían de debajo de la tela que le cubría. Cada una era sujetada por un hombre diferente, de los doce que estaban en la sala. Los miembros de aquel extraño tribunal vestían trajes negros, con sombreros de copa, y una cruz roja pintada en cada mejilla, de una extraña pasta con aspecto repugnante. Todo ello alcancé a ver antes de que Butler me pegase con el farol en la cabeza y me hiciera perder la consciencia. El resto fue rápido. Yo fui también empalado vivo por el experto en aquellas materias del grupo, el señor Hyde. Whateley se ocupó de coger un largo cuchillo ritual y rajarme el abdomen, dejando caer mis intestinos en una cesta. Después, mientras estaba inconsciente por cortesía de mis ausentes tripas, pero dolorosamente vivo, otro hombre al que no conocía pero que estaba dotado de una gran fuerza, siguió empalando hasta sacar la punta de la barra metálica que yo mismo había traído por la parte superior de mi cráneo, matándome así.


¿Y cómo, se preguntará el lector, te preguntarás si es que puedo tutearte, escribes esto? Querido amigo lector, yo escribo desde el más allá, una realidad vasta como el universo y eterna como la juventud de la fuente, un ente incomprensible para los que no estáis en él. Desde aquí me compadezco, no de mí, no de mi compañero en la carpa, sino de Hyde, Whateley y demás calaña, a los que la bestia, que desde el techo contemplaba toda la macabra escena que llevaban a cabo y a la que las descripciones no hacen siquiera justicia, devoró. En ocasiones me los cruzo aquí, penando, y supongo que todos nos preguntamos lo mismo: ¿a dónde fue la bestia?

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Unos días después de que terminara el plazo, Lena me envió un correo anunciándome que... ¡Yo era el ganador! *aplauden*. El premio, dos libros (El Círculo, de Mats Strandberg y Sara B. Elfgren, y La Reina Descalza, de Ildefonso Falcones), ya ha llegado, así que solo queda agradecer a Lena el haber organizado el concurso y mandaros a todos un beso muy fuerte. ¡Hasta otra!